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Deberes de levitas y sacerdotes

44 Luego el Señor me trajo de vuelta a la entrada oriental del muro exterior, pero estaba cerrada. Y él me dijo: «Esta puerta permanecerá cerrada; jamás será abierta. Ningún hombre pasará a través de ella, pues el Señor, el Dios de Israel, entró por allí y, por tanto, permanecerá cerrada. Sólo el príncipe —por ser él el príncipe— se sentará allí para comer delante del Señor. Pero entrará y saldrá solamente por la sala de entrada.

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